El dinamismo de la grilla en la arquitectura de Le Corbusier
Una mirada crítica sobre cómo la retícula evoluciona de estructura rígida a campo mutable y expresivo
En la obra de Le Corbusier, la grilla no es un sistema estricto y mecánico, sino un campo espacioso que puede distorsionarse, adaptarse o incluso fracturarse según exigencias formales, funcionales o rituales.
El arquitecto Barry Maitland propone tres tipos de distorsión de la retícula: desde el desplazamiento puntual por necesidades funcionales, hasta la deformación integral evidente en proyectos como la Cité de Refuge y el Pabellón Suizo, o incluso la inversión crítica de la grilla como gesto manierista, libre de toda justificación técnica.
Maitland sostiene que esta evolución de la retícula en Le Corbusier puede compararse con las teorías de espacio de Newton y Einstein: si la retícula newtoniana representa un espacio absoluto y estático, la retícula relativista lecorbusiana se curva, se pliega y se enreda con los volúmenes y el recorrido interior.
Este enfoque conceptual trasciende la aplicación práctica del Modulor, un sistema de proporciones humanas basado en el número áureo diseñado por Le Corbusier en 1943. Al integrarlo, el arquitecto afirmó que “la retícula es una garantía contra lo arbitrario” y reafirmó su postura activa, flexible y crítica.
Como redactor para Anta Arquitectos, valoro este redescubrimiento de la grilla como sistema vivo —ligado a la memoria, el cuerpo humano y las leyes físicas— en lugar de mera estructura. Es ahí donde radica la potencia de la obra de Le Corbusier: en su capacidad para conjugar proporción, flexibilidad y posibilidad poética.
The dynamism of the grid in Le Corbusier’s architecture
A critical view on how the grid evolves from rigid structure into a mutable, expressive field
In Le Corbusier's work, the grid is not a mechanical framework, but a spatial field that can be distorted, adapted, or even fractured according to formal, functional, or ritual demands.
Architect Barry Maitland defines three types of grid distortion: from punctual displacement for functional needs, through integral deformation seen in projects like Cité de Refuge and the Swiss Pavilion, to the critical manierist inversion of the grid as a stylistic gesture.
Maitland likens this evolution of Le Corbusier’s grid to Newtonian versus Einsteinian space: while the Newtonian grid is absolute and static, Le Corbusier’s relativistic grid bends, folds, and entangles with volumes and interior pathways.
This conceptual shift transcends the practical application of the Modulor, Le Corbusier’s human-scale proportional system based on the golden ratio. By using it, the architect claimed: “the grid is a guarantee against arbitrariness,” emphasizing its active, flexible, and critical potential.
As a writer for Anta Arquitectos, I appreciate this revaluation of the grid as a living system—connected to memory, human proportions, and physical laws—rather than mere structure. It’s in this intersection of proportion, flexibility, and poetics where Le Corbusier’s true power lies.